Al finalizar la festividad de la Virgen de Guadalupe en el Centro Misionero Nuestra Señora de Guadalupe, ubicado en El Bale de Ñürüm, hubo almuerzo para todos los asistentes.
Y es que para esta fiesta patronal, días antes, devotos de diferentes lugares acuden a este sitio, pero las delegaciones de peregrinos llevan consigo su alimentación y cocinan debajo de los árboles. Todo este sacrificio lo ofrecen por los favores recibidos.
En tanto, la noche del 11 de noviembre, los actos de celebración, estaban en pleno apogeo. Sin embargo, en el departamento de cocina, ya había movimiento de personas lavando o limpiando los productores a preparar, entre ellos, ajos, cebolla, pollo, arroz, apio, entre otros alimentos para el gran arroz con pollo y pollo guisado que se ofrecería a todos los peregrinos.
A eso de la medianoche, el pollo era colocado en enormes pailas para ser preparado. Dentro del comedor, cada voluntario hacía lo necesario para aportar a esta gran experiencia que año tras año se hace con mucho cariño para compartir con los moradores y visitantes.
Cuando el reloj marcaba las 3:00 a.m. la hermana Virgelina Gil, dominica de la Presentación, indicó que estuvo apoyando a revolver las pailas de arroz de arroz con pollo. El calor del fogón era muy sofocante del fogón sostenido a base de leña.
Pese a que alguna personas no habían descansado, comentaron que su aporte era un aporte a la fiesta para que cada año siga creciendo la devoción a la virgen, para que sigan creciendo en la fe.
Aunque muchas personas no lo crean, ellos son testigos de que antes de las 8:00 a.m. todas las pailas de arroz deberían estar listas para ser servidas en los platos y empacadas para ser entregadas.
Cocinaron ocho quintales de arroz para toda una masa de peregrinos
De acuerdo con la hermana Isabel Cristina Naranjo Aguirre, religiosa dominica de la Presentación, para preparar los tres mil platos se requirió ocho quintales de arroz y mil 500 presas de muslo encuentro.
También se usaron 20 libras de sal, un bulto de ajo, un quintal de ají, un quintal de cebolla, 200 sobres de caldo, 200 sobres de arrocero y 20 libras de culantro.
Por otro lado, se distribuyeron 30 planchas de dulces de 100 pedazos cada una y tres mil juguitos de cartón. Adicionalmente 300 platos de foam número ocho y tres mil cucharas.
Otro dato interesante que compartió Naranjo Aguirre fue que se necesitó de cinco chef, cada uno con su equipo de 10 personas; es decir son 50 personas que trabajan como hormiguitas durante unas 12 horas consecutivas.
Cabe señalar que en este proceso se hacen dos turnos en al cocina. El primero arranca a las 5:00 p.m. y tienen un relevo a las 3:00 a.m. Primero se arranca quitándole la piel al pollo y picando los vegetales. A partir de esta hora de la madrugada se prenden los fogones con leña y la adrenalina sube.
También se dispone de un equipo que sirve y coordina la entrega de los alimentos ya servidos en sus platos. Funcionarios de la ARAP, voluntarios y otras instituciones ayudan a entregar las comidas en las largas filas, con prioridad para los residentes de comunidades apartadas.
La misa solemne arrancó a las 10:00 a.m. y ya a esa hora los predios del templo estaban abarrotados y seguían llegando más personas a ese encuentro con la guadalupana.
Posteriormente se realizó la procesión de anditas y el anda principal por las calles de El Bale. Cada comunidad organiza un anda en honor a la virgen, por lo que este es un trabajo que se hace con mucha anticipación. Es un trabajo coordinado.
Una vez terminada la procesión, las filas de personas para retirar los platos de comidas eran impresionantes. La prioridad en este caso es eran lo poblados más distantes, mujeres embarazadas, adultos mayores y niños.
De esta manera todos degustaron los alimentos bajo la sombra de los árboles como una verdadera familia guadalupana.